Primer entrenamiento de la plena conciencia: Apertura.

Conscientes del sufrimiento creado por el fanatismo y la intolerancia, tomamos la determinación de no idolatrar o aferrarnos a ninguna doctrina, teoría o ideología, ni siquiera a las budistas. Nos comprometemos a contemplar las enseñanzas budistas como una guía que nos ayude a aprender a mirar profundamente y a desarrollar comprensión y compasión. No son doctrinas por las que luchar, matar o morir. Entendemos que el fanatismo en sus diversas manifestaciones es el resultado de una percepción discriminatoria y dualista de la realidad. Nos entrenaremos para mirar todo con apertura y con la visión del interser, de forma que se pueda transformar el dogmatismo y la violencia en nuestro interior y en el mundo.

Segundo entrenamiento de la plena conciencia: No apego a los puntos de vista.

Conscientes del sufrimiento causado por el apego a los puntos de vista y a las percepciones erróneas, tomamos la determinación de evitar la estrechez de miras y el apego a los puntos de vista actuales. Nos comprometemos a aprender y practicar el no apego a los puntos de vista personales y a abrirnos a los puntos de vista y experiencias de otras personas con el fin de beneficiarnos de la sabiduría colectiva. Somos conscientes de que el conocimiento que poseemos actualmente no es una verdad absoluta e inmutable. La sabiduría se revela mediante la práctica de la escucha compasiva, la mirada profunda y el soltar nuestras nociones, más que a través de la acumulación de conocimientos intelectuales. La verdad se encuentra en la vida, y por ello observaremos la vida dentro y a nuestro alrededor en cada momento, con la intención de aprender a lo largo de toda nuestra vida.

Tercer entrenamiento de la plena conciencia: Libertad de pensamiento.

Conscientes del sufrimiento originado cuando imponemos nuestros puntos de vista a las demás personas, nos comprometemos a no forzar a nadie, ni siquiera a nuestros hijos o hijas, a adoptar nuestros puntos de vista, ya sea con el uso de la autoridad, ya con las amenazas, el dinero, la propaganda o el adoctrinamiento. Nos comprometemos a respetar el derecho de todas las personas a ser diferentes, a elegir sus propias creencias y a tomar sus propias decisiones. Sin embargo, aprenderemos a ayudarles a renunciar al fanatismo y a la estrechez mental mediante el diálogo compasivo y el habla amorosa.

Cuarto entrenamiento de la plena conciencia: Conciencia del sufrimiento.

Conscientes de que mirar profundamente en la naturaleza de nuestro sufrimiento puede ayudarnos a cultivar comprensión y compasión, tomamos la determinación de volver la mirada a nuestro interior para reconocer, aceptar, abrazar y escuchar nuestro propio sufrimiento con la energía de la plena conciencia. Haremos lo posible para no huir de nuestro sufrimiento o taparlo con el consumismo, sino que practicaremos la respiración consciente y la meditación caminando para mirar profundamente dentro de sus raíces. Sabemos que solo podemos realizar el camino que lleva a la transformación del sufrimiento una vez que comprendamos profundamente sus raíces. Una vez que hayamos comprendido nuestro propio sufrimiento, seremos capaces de comprender el de las demás personas. Nos comprometemos a encontrar vías, incluidos el contacto personal y el uso del teléfono, audiovisuales, o cualquier otro medio, para estar con quienes sufren, de modo que podamos ayudarles a transformar su sufrimiento en compasión, paz y alegría.

Quinto entrenamiento de la plena conciencia: Vida sana y compasiva.

Conscientes de que la verdadera felicidad tiene sus raíces en la paz, la solidez, la libertad y la compasión, tomamos la determinación de no acumular bienes mientras millones de personas pasan hambre y mueren, ni a considerar como el propósito de nuestras vidas la fama, el poder, la riqueza o los placeres sensuales, que pueden traer mucho sufrimiento y desesperación. Practicaremos la mirada profunda en la forma como nutrimos nuestro cuerpo y mente con alimentos comestibles, impresiones sensoriales, volición y conciencia. Nos comprometemos a no consumir alcohol, drogas ni ninguna otra sustancia que introduzca toxinas tanto en nuestro cuerpo como en el cuerpo y la conciencia colectivos, como ciertos juegos electrónicos, apuestas, páginas web, programas de televisión, películas, revistas, libros y conversaciones. Consumiremos de forma que se preserve la compasión, la alegría y el bienestar tanto en nuestro cuerpo y conciencia como en el cuerpo y conciencia de nuestras familias, la sociedad y la Tierra.

Sexto entrenamiento de la plena conciencia: Cuidar la ira.

Conscientes de que la ira bloquea la comunicación y crea sufrimiento, nos comprometemos a cuidar la energía de nuestra ira cada vez que surja, y a reconocer y transformar las semillas de la ira que yacen en las profundidades de nuestra conciencia. Cuando se manifieste la ira, nos comprometemos a no hacer ni decir nada, sino que practicaremos la respiración consciente o la meditación caminando para reconocer, abrazar y mirar profundamente dentro de nuestra ira. Sabemos que las raíces de nuestra ira no están fuera de nuestro interior, sino que se encuentran en nuestras percepciones erróneas y en la falta de comprensión de nuestro sufrimiento y el de las demás personas. Al contemplar la impermanencia, seremos capaces de mirar con ojos de compasión tanto a nosotros y nosotras mismas como a quienes pensamos que son la causa de nuestra ira, y podremos reconocer la riqueza y el valor de nuestras relaciones. Practicaremos la diligencia correcta para nutrir nuestra capacidad de comprensión, amor, alegría e inclusividad; así transformaremos gradualmente nuestra ira, violencia y miedo, y ayudaremos a las demás personas a hacer lo mismo.

Séptimo entrenamiento de la plena conciencia: Vivir felices en el momento presente.

Conscientes de que la vida solo está disponible en el momento presente, nos comprometemos a entrenarnos para vivir en profundidad cada momento de nuestra vida diaria. Intentaremos no perdernos en la dispersión y no dejarnos arrastrar por recuerdos del pasado, preocupaciones del futuro, anhelos, odios y celos en el presente. Practicaremos la respiración consciente para ser conscientes de lo que sucede en el aquí y ahora. Nos comprometemos a aprender el arte de la vida consciente tomando contacto con los elementos maravillosos, refrescantes y saludables que existen en nuestro interior y alrededor en todas las situaciones. De esta forma, seremos capaces de cultivar las semillas de la alegría, paz, amor y comprensión en nuestro interior, facilitando así el trabajo de transformación y sanación en nuestra conciencia. Somos conscientes de que la verdadera felicidad depende principalmente de nuestra actitud mental y no de condiciones externas, y de que podemos vivir felizmente en el momento presente simplemente recordando que ya tenemos condiciones más que suficientes para ser felices.

Octavo entrenamiento de la plena conciencia: Verdadera comunidad y comunicación.

Conscientes de que la falta de comunicación siempre conlleva separación y sufrimiento, nos comprometemos a entrenarnos en la práctica de la escucha compasiva y el habla amorosa. Sabiendo que una verdadera comunidad tiene sus raíces en la inclusividad y en la práctica concreta de ver, pensar y hablar con armonía, practicaremos el compartir nuestra comprensión y experiencias con nuestra comunidad para alcanzar una visión profunda colectiva.

Nos comprometemos a aprender a escuchar profundamente sin juzgar ni reaccionar. Nos abstendremos de usar palabras que puedan crear discordia o provocar ruptura en la comunidad. Siempre que surjan dificultades tomaremos refugio en nuestra sangha y practicaremos la mirada profunda en nuestro interior y en el de las demás personas para reconocer todas las causas y condiciones, incluida nuestra propia energía del hábito, que han originado dichas dificultades. Nos responsabilizaremos de toda nuestra contribución en el desarrollo del conflicto y mantendremos la comunicación abierta. No nos comportaremos como víctimas, sino que activamente buscaremos caminos para la reconciliación y resolución de todos los conflictos, incluidos los pequeños.

Noveno entrenamiento de la plena conciencia: Habla amorosa y veraz.

Conscientes de que las palabras pueden crear felicidad o sufrimiento, nos comprometemos a aprender a hablar con la verdad, con amor y de forma constructiva. Usaremos solo palabras que inspiren alegría, confianza y esperanza, de modo que promuevan la reconciliación y la paz en nuestro interior y entre las demás personas. Hablaremos y escucharemos de modo que podamos ayudarnos y ayudar a las demás personas a transformar el sufrimiento y a encontrar salidas a las situaciones difíciles. Nos comprometemos a no mentir en interés propio o para impresionar a la gente, ni a pronunciar palabras que puedan causar división o generen odio. Protegeremos la alegría y armonía de nuestra sangha absteniéndonos de hablar acerca de las faltas de otras personas en su ausencia y siempre nos preguntaremos si nuestras percepciones son correctas. Hablaremos siempre con la intención de comprender y ayudar a transformar la situación. No propagaremos rumores ni criticaremos o condenaremos cosas de las que no tengamos certeza. Haremos todo lo posible para denunciar situaciones de injusticia, incluso si al hacerlo nuestra seguridad se viera amenazada o nos creara dificultades.

Décimo entrenamiento de la plena conciencia: Proteger y nutrir la sangha.

Conscientes de que la esencia y el alma de una sangha es la realización de la comprensión y la compasión, nos comprometemos a no usar nuestra comunidad budista para obtener poder o beneficio personal, ni a transformarla en un instrumento político. Sin embargo, como miembros de una comunidad espiritual, debemos tomar una postura clara contra la opresión y la injusticia. Debemos esforzarnos por cambiar la situación sin tomar partido por ninguna de las partes. Nos comprometemos a mirar con los ojos del interser, y a aprender a vernos y a ver a las demás personas como células del cuerpo de la sangha. Como verdaderas células del cuerpo de la sangha, somos también células en el cuerpo de Buda al generar plena conciencia, concentración y visión profunda para nutrirnos y nutrir a toda la comunidad. Seremos activos en la construcción de la hermandad, fluiremos como un río y practicaremos para desarrollar los tres poderes verdaderos (comprensión, amor y capacidad de cortar con las aflicciones) para llevar a cabo el despertar colectivo.

Décimo primer entrenamiento de la plena conciencia: Forma de vida correcta.

Conscientes de la gran violencia e injusticia que han sufrido nuestro medio ambiente y sociedad, nos comprometemos a no vivir de una profesión dañina para los seres humanos y la naturaleza. Haremos lo posible para elegir un modo de vida que contribuya al bienestar de todas las especies de la Tierra y que ayude a realizar nuestro ideal de comprensión y compasión. Conscientes de la situación social, política y económica del mundo, así como de nuestra interrelación con el ecosistema, nos comprometemos a comportarnos y consumir de forma responsable, y a no invertir o comprar en empresas que contribuyan al agotamiento de los recursos naturales, dañen la Tierra y priven a otros seres de vivir.

Décimo segundo entrenamiento de la plena conciencia: Reverencia a la vida.

Conscientes del enorme sufrimiento causado por la guerra y los conflictos, nos comprometemos a cultivar la no violencia, la compasión y la visión profunda del interser en nuestra vida diaria. Trabajaremos para promover la educación en la paz, la mediación consciente y la reconciliación en las familias, comunidades, naciones, grupos étnicos, religiosos y en el mundo. Nos comprometemos a no matar y a no permitir que otras personas maten. No apoyaremos ningún acto de violencia en el mundo, en nuestro pensamiento o en nuestra forma de vida. Practicaremos diligentemente con nuestra sangha la visión profunda para descubrir los mejores medios de proteger la vida, prevenir las guerras y construir la paz.

Decimotercer entrenamiento de la plena conciencia: Generosidad.

Conscientes del sufrimiento causado por la explotación, la injusticia social, el robo y la opresión, nos comprometemos a cultivar la generosidad en nuestra manera de pensar, hablar y actuar. Practicaremos la bondad amorosa trabajando por el bienestar de las personas, animales, plantas y minerales, y practicaremos la generosidad compartiendo nuestro tiempo, energía y recursos materiales con quienes lo necesiten. Nos comprometemos a no robar y a no poseer nada que deba pertenecer a otras personas. Respetaremos la propiedad ajena, e intentaremos evitar que nadie se beneficie del sufrimiento humano o del sufrimiento de otros seres.

Decimocuarto entrenamiento de la plena conciencia: Amor verdadero.

Conscientes de que el deseo sexual no es amor y de que las relaciones sexuales motivadas solo por el deseo no pueden disipar el sentimiento de soledad, sino que contribuyen a crear más sufrimiento, frustración y soledad, nos comprometemos a no involucrarnos en relaciones sexuales sin un entendimiento mutuo, sin amor y sin un profundo compromiso a largo plazo. Nos proponemos encontrar apoyo espiritual en familiares, amigos y miembros de la sangha en quienes confiemos para preservar la integridad de nuestras relaciones. Sabemos que para preservar nuestra felicidad y la de las demás personas debemos respetar nuestros compromisos y los suyos. Reconociendo la diversidad de la experiencia humana, nos comprometemos a no discriminar ninguna identidad de género ni orientación sexual. Viendo que la mente y el cuerpo están interrelacionados, nos comprometemos a aprender formas apropiadas de cuidar de nuestra energía sexual y a cultivar la bondad amorosa, la compasión, la alegría y la inclusividad, para nuestra propia felicidad y la de las demás personas. Debemos ser conscientes del sufrimiento futuro que nuestras relaciones sexuales pueden llegar a ocasionar. Trataremos nuestros cuerpos con compasión y respeto. Haremos todo lo posible para proteger a los niños y niñas del abuso sexual y para evitar que las familias y parejas se rompan a causa de un comportamiento sexual inadecuado. Seremos plenamente conscientes de la responsabilidad de traer nuevas vidas al mundo y meditaremos regularmente sobre su medio ambiente futuro. Nos comprometemos a mirar profundamente en las cuatro clases de nutrientes y a aprender formas de preservar y canalizar nuestras energías vitales (sexual, respiratoria y espiritual) para la realización de nuestro ideal de bodhisattvas.

2023