Manual de plena consciencia por semana, semanas 11 a la 20

by Rosa Serrano December 1, 2020

La 11ª semana

Todos los sonidos de teléfonos, puertas, relojes, etc. serán mis campanas de atención (observaré el impulso automático y ansioso que me lleva a coger mi teléfono automáticamente) y haré una respiración profunda y consciente antes de cogerlo.

inspiro           sonrío a mi ansiedad

espiro            relajo todo mi ser

Y después al colgar haré tres respiraciones profundas y conscientes (como en la semana 10ª).

La 12ª semana

Seré consciente de que los alimentos que ingiero forman mi propio cuerpo: mi sangre, mis tejidos, mis órganos, mi piel.

Haré consciencia de su calidad: ¿Llevan mucha química? ¿Son transgénicos? Destruyen mi sistema inmunológico y como consecuencia me debilitan y me exponen a las enfermedades. Son ecológicos, frescos, llevan en ellos la energía directa del sol y me fortalecen, aportándome salud. Quizás, lo que creo que ahorro en una alimentación de baja calidad sea una ilusión y más tarde tenga que gastar mucho más en medicinas.

Voy a aprender a amarme a mí mismo ofreciéndome una alimentación de calidad y saludable, y voy a aprender a amar a los demás seres tratando de reducir el sufrimiento de otros seres con mi alimentación.

La práctica consistirá en hacer tres respiraciones profundas antes de comer cualquier alimento para relajar nuestro estómago, aportándole un extra de oxígeno para facilitar la combustión de la digestión, para cortar la energía de mis preocupaciones, relajando mi mente para no comerlas junto con los alimentos que ingiero, su color, sabor, olor, forma, masticaré hasta convertirlos en líquido, soltaré la cuchara, tenedor, de vez en cuando sobre la mesa para practicar el no aferramiento a las cosas. Disfrutaré de este maravilloso regalo del universo sin prisas, sin automatismo.

inspiro           llevo un extra de oxígeno a mi cuerpo

espiro            sonrío, relajo mi estómago, mi cuerpo, mi mente.

La 13ª semana

Intentaré tener muchos momentos de consciencia durante el día, y en cada momento sonreiré a todas las células de mi cuerpo, las llenaré de amor y gratitud, agradeciéndoles su armónico y solidario funcionamiento.

inspiro           soy consciente de los millones de células de mi cuerpo

espiro            les sonrío a cada una de ellas y las lleno de amor y gratitud

La 14ª semana

Todo lo que el universo nos proporciona para vivir, aire, alimentos sólidos, líquidos, impresiones sensoriales, son transformados en mi cuerpo y devueltos por mí al universo en forma de diferentes manifestaciones: materia de desecho sólida y líquida, y una triple acción en forma de pensamientos, palabras y actos. Estas tres últimas manifestaciones están sujetas a la ley del karma, la ley de causa y efecto, a la primera persona a la que afectan y sobre la cual actúan de forma inmediata es a la persona que las originó, que las creó. A ella pertenecen y llevan su marca. Tú creas tu propia atmósfera.

De la mente procede todo lo que se puede conocer. La mente es la raíz de todos los fenómenos. Debemos cuidar nuestra mente como si fuera el rey.

Si actuamos con la mente corrompida el sufrimiento es el resultado, así como la rueda del carro sigue la pezuña del buey. Si nuestra mente está clara la felicidad es el resultado, así como nuestra sombra nos sigue.

Un pensamiento correcto puede cambiar el mundo, una palabra es un pensamiento oculto manifestado, una acción, son fuerzas, son energías, el mundo sale de aquí.

La 15ª semana

La palabra es un pensamiento oculto  manifestado.

La palabra correcta te procura bienestar a ti y a los otros, en el cuerpo y en la mente. Tiene el poder de curar, de sanar. Esta semana trabajaremos con las palabras. ¿Qué creo con mis palabras? Paz, amor, armonía, bienestar… o bien desarmonía, miedo, odio, malestar. ¿Son útiles mis palabras? ¿Salen del corazón? O solamente suponen un bla, bla, bla…, un desgaste automático de energía. ¿Cómo es mi tono, agradable o parezco un perro furioso?

Cada noche anotaré lo que he creado con la mayor parte de mis palabras.

La 16º semana

Esta semana pararemos al menos tres veces al día el impulso automático de hablar, cuando estemos con otras personas cerraremos conscientemente nuestra boca y en lugar de hablar, respiraremos y sonreiremos, nos daremos cuenta de que no es tan importante dar siempre nuestra opinión sobre todas las cosas.

La 17ª semana

Aprenderemos a escuchar cuando alguien nos hable, pararemos lo que estamos haciendo, miraremos a esa persona y en silencio le diremos: «Estoy aquí presente para ti, para escucharte». Centraremos nuestra atención en nuestra respiración, intentaremos reflejar nuestra mente, sin juzgar lo que estamos oyendo. Estaremos totalmente presentes para percibir a esa persona más allá de las palabras, en su totalidad. Dejaremos que se exprese totalmente, no la interrumpiremos. Quizás al final digamos o no alguna palabra que salga de nuestro corazón, no de nuestro intelecto.

La 18ª semana

Haré consciencia de lo que escucho: ¿Me produce bienestar? ¿Me produce malestar? No me permitiré estar en conversaciones venenosas, o aquellas que hablan mal de otras personas. Tendré el valor de decir a los otros: no, no sigamos generando este veneno…Intentaré que la compasión surja de ellos hacia ese ser.

La 19ª semana

Haré consciencia de mis juicios automáticos sobre todos y sobre todo, dándome cuenta que no poseo datos suficientes y verdaderos para emitirlos sobre casi nadie y sobre casi nada.

Anotaré diariamente las veces que he emitido o pensado mi juicio automático.

La 20ª semana

Seré consciente de mi identificación con todo lo exterior a mí, y de cómo dejo en manos de los demás mi propia felicidad o sufrimiento.

Por ejemplo: me levanto, hace sol me pongo contento, llueve me pongo triste…

Cómo me afecta lo que creo que piensan los demás de mí, si me aceptan, no me aceptan, me quieren o no… Por ejemplo, si alguien en el trabajo, mi jefe, mi compañero, está enfadado y me contesta mal, creo que es por mi culpa y sufro, y quizás solo ha tenido una mala noche. O por el contrario cuando alguien me halaga, me dice cosas bellas de mí, me siento feliz.

Anotaré diariamente mis identificaciones con lo exterior a mí, y lo que ellas me producen, dejándome llevar como una hoja que arrastra el viento.